Y una imagen para el recuerdo: el único edificio que se conserva en pie en Hiroshima tras el holocausto atómico allá por el año 1945. Todo el mundo lo habrá visto alguna vez por televisión o en fotos, pero tenerlo delante tuyo hace que se te ponga el vello de punta. El monumento, paradójicamente, ha necesitado varias reformas para conservar el aspecto que adquirió tras el bombardeo, puesto que fue deteriorándose con el paso del tiempo y corría peligro de derrumbe. Ahora es algo más que el símbolo de esta ciudad, es el referente de la paz en todo el mundo. Es el vivo testimonio de que podemos llegar a ser nuestro peor enemigo.
Aún suspendida a varios metros sobre el suelo, muy cerca de aquí, estalló la bomba atómica que cambió el rumbo de la humanidad.
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